Otoño
De todos es bien sábido que el Otoño nos trae la melancolía propia de la rutina, de los resfriados, de los madrugones, del agotamiento... De repente nos transformamos en herméticas sombras que vagan entre las frías aceras recordando todos aquellos destinos que nos depara el camino del día a día. Las obligaciones, los quehaceres y las citas son próximos puntos en los que llegar para no perder el rumbo y las personas con las que nos vamos encontrando son compañeros de viaje inconscientes del desastre que conlleva el no charlar para no "hablar". Ofrecemos palabras pero no las regalamos.
Cabizbajos, retomamos la vida como si de un fastidioso trayecto se tratara y no percibimos los cambios a nuestro alrededor. Puesto que, si la muerte se aposenta a nuestro lado y convierte el tierno brote en hojarasca, también abraza nuestras almas dándonos la bendición de transformar nuestra propia vista. Si el árbol se abandona al devenir de la vida ¿porqué no hacemos nosotros lo mismo? Parémonos a respirar el inhóspito espéctro del viento y descubramos que el destino está a nuestro lado y siempre nos regala las palabras que tanto necesitamos escuchar. Ya veréis como la próxima etapa del peregrinar cambia por completo y el sentido que el camino posee dejará de proyectar sombras bajo los férreos paisajes urbanos. FELIZ OTOÑO A TODOS. OS QUIERO.
1 comentario
Sacra -
Siempre es más dulce el tránsito en vuestra compañía.